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Noticias Diario de Jerez

Escrito el 12/05/2014 · en Actualidad, Noticias, Sin categoría

Desde que el 18 de diciembre de 2009 se adjudicara el proyecto de redacción y ejecución del nuevo Mercado de Abastos de la Barriada de Federico Mayo, muchas han sido las idas y venidas de una construcción que a día de hoy, cinco años después, sigue sin ver la luz. En medio, paralizaciones de obras, impagos, actos vandálicos y hasta una inauguración ficticia, todo hasta llegar a una situación límite que se ha agravado con la terrible crisis que vive la zona.

Lo más curioso de todo es que a pesar de que el nuevo mercado está desde hace meses listo para su uso (fue inaugurado por la alcaldesa el 23 de diciembre de 2013), incluso con los módulos repartidos, el edificio continúa cerrado a cal y canto a la espera de una subvención que permita a los diferentes propietarios poder trasladarse de manera definitiva, sobre todo para la adquisición del nuevo mobiliario pues los actuales, en la mayoría de los casos “tienen más de veinte años”.

Eduardo Ponce, uno de los responsables del mercado, desvela que “con tanto tiempo de espera hemos agotado nuestros ahorros y ahora no tenemos dinero para poder comprar el nuevo mobiliario, por eso estamos pendiente de esa subvención, de otra forma es imposible”.

Para lograr este último paso, los comerciantes se apoyan en la oficina del Plan Urban, con cuyos responsables tuvieron una reunión el pasado lunes. En principio, en dicha reunión se informó sobre la adjudicación de las obras de derribo del antiguo mercado, que deberá ir a pleno en las próximas semanas, así como del tema de la subvención que esperan que esté aprobada de manera definitiva “en dos meses”.

Entretanto, la situación entre los pocos comerciantes que aún continúan en el antiguo mercado de abastos es desesperante. De los veintiocho puestos disponibles solamente están ocupados siete, pues entre el mal momento económico y la jubilación “nadie quiere estar aquí”, confesaba ayer uno de ellos.

Para la gran mayoría la única vía de escape es el nuevo mercado y “dar un cambio a todo”, admitía ayer Blas Escudero, uno de los comerciantes más veteranos del lugar.

Escudero ha vivido los años de bonanza de la barriada, “porque aquí todo el mundo se dedicaba a la construcción y había mucho dinero”, pero ahora, el paro se ha adueñado de la zona hasta el punto de que “ni con precios baratos como los que tengo se vende nada. Mira los carteles, están viejos de los años que tienen porque no cambio los precios desde hace ya no sé cuánto tiempo…”, exclama.

Para todos ellos, sólo la apertura del mercado puede reactivar las ventas. La nueva instalación la conforman 25 módulos (3 pescaderías, 3 destinadas a alimentación, 8 a carnicerías, 3 de cafetería, 5 para fruterías y 2 de congelados) en los que a día de hoy hay 12 propietarios.

Hay que tener en cuenta que la nueva instalación posee ‘lujos’ que en el mercado actual se antojan como algo utópico. Hablamos de aire acondicionado, más espacio e incluso un compactador subterráneo de alimentos.

Actualmente y ante la delicada situación de los comerciantes, el Ayuntamiento decidió perdonarles la cuantía mensual que cada uno debían abonar, unos 90 euros, una decisión que les ha permitido respirar. Entre tanto, todos esperan el final de un sueño que en muchos se ha convertido en pesadilla.