Desde hace unos días, las viviendas próximas a la Laguna de Torrox conviven con unos vecinos muy particulares y que han devuelto la vida a un paraje que después de muchos años ha recuperado la imagen para el que fue diseñado.

La presencia de una bandada de flamencos ha otorgado una sensación bien distinta a los vecinos, encantados con la compañía de estas curiosas aves. Hablamos de una colonia de unos diez ejemplares fácilmente reconocibles no sólo por su tamaño sino por el color de sus plumas, de tonos blanquecinos y rosáceos, y que campan a sus anchas por la zona como si de una estampa del mismísimo Coto de Doñana se tratase.

Los flamencos, que se desplazan en bandadas, suelen habitar en sitios muy seleccionados y en zonas húmedas como la laguna de Torrox, que aunque con poca agua, les permite alimentarse de pequeños invertebrados acuáticos, plancton y algas, que extraen filtrando el agua con su especializado pico.

Verles en libertad y con total tranquilidad sobre las aguas de la laguna corrobora el dato de que esta especie continúa recuperándose con relativa rapidez, toda vez que si echamos la vista atrás al menos una década, las poblaciones de flamencos se vieron disminuidas de forma considerable ante la pérdida de sus hábitats.

Asimismo, a muchos profesionales de la biología de la zona le sorprende que este grupo de aves haya elegido esta zona para instalarse momentáneamente en lugar de sitios habituales como suelen ser las proximidades de las salinas de la bahía de Cádiz. Es más, técnicos de la Consejería de Medio Ambiente no han encontrado una explicación demasiado convincente a este hecho, sobre todo si tenemos en cuenta que esta laguna es una creación artificial y nada tiene que ver con humedales clásicos como pueden ser Los Tollos, por poner un ejemplo.

Su presencia en la zona Sur ha despertado el interés de curiosos que cada día se acercan hasta el paraje para ver en directo a estas curiosas aves. Familias con niños son los más habituales desde que la pasada semana se instaló aquí esta colonia. El padre de una de estas familias confesaba ayer que “hemos traído a los niños para que lo vean de cerca, ya los habían visto antes en el Zoo, pero aquí es diferente porque están en total libertad y además, es una escena impropia de una ciudad”, manifestaba.

Otros parecen no ser nuevos en este tipo de visitas y aseguran que “otras veces hemos venido con los niños pero a ver patos, que también hay muchos por aquí. Les traemos pan y pasamos un rato divertido”, comentan.

A muchos les parece especialmente llamativa la escena sobre todo porque no son asiduos a pasear por esta zona, pero a otros, sobre todo los que viven en los aledaños ven la presencia de las aves como una ocasión para que “se adecente esto de una vez”, argumentan.

Sea como fuere, la colonia de aves ha revitalizado la Laguna de Torrox, un lugar que desde que fue construida hace ya unos cuantos años ha sido más veces noticia por su falta de limpieza, por las inundaciones o por la presencia de cocodrilos que otra cosa.

http://www.diariodejerez.es/article/jerez/1819828/los/flamencos/se/aduenan/de/torrox.html